Y así seguimos, viendo los efectos de la riada en álamos, chopos, fresnos, olmos e incluso quejigos… ¡Y el agua corría bastante!
Vistas del embalse con algo de luz del atardecer:
De aquí hay mucho que decir, y es que son unas extensiones alucinantes, los Llanos de La Serena. A mí me encantaron. Lo bueno es que a pesar del viento gélido que nos quería tumbar cuando salíamos de los coches, vimos avefrías, chorlitos dorados, cigüeñas y ¡sisones! Yo no había visto nunca, así que supuso una verdadera ilusión, aunque fuera a mucha distancia (son muy asusustadizos). Ah! y también alondras, cogujadas montesinas y calandrias.
¡Tachááán! Aquí os presento a mis amigos los sisones (Tetrax tetrax). Sé que no parecen otra cosa que bolicas blancas y marrones pero… ¿qué queréis? ¡Estaban muy lejos! En realidad íbamos buscando a sus hermanas mayores, todo hay que decirlo, las avutardas (Otis tarda), pero a falta de pan, buenas son tortas. A la próxima será la vencida…
Las dos son especies que han visto mermados sus efectivos, debido sobre todo a la reducción de su hábitat (estepas y llanos) y las molestias ocasionadas por la gente (como los cazadores, vimos unos cuantos), ya que son aves asustadizas. También en el caso de las avutardas, los tendidos eléctricos, ya que al ser la mayor ave voladora (la que más pesa de Europa, es como un pavo), maniobra con dificultad en vuelo, y existe una alta mortandad por este motivo.
Los sisones y Avutardas aparecen como Aves de Interés especial según el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, según la comunidad son sensibles a la alteración de su hábitat, están en peligro de extinción o son vulnerables. Creo importante decir que Extremadura es uno de sus santuarios en la Península, y que España alberga la mitad de individuos de la especie ¡nada más y nada menos! así que, cuando la gente dice que estos campos son feos, no valen nada, o no se les saca rendimiento, o hay que poner regadíos, a mí se me encoge un poquillo el estómago, qué queréis que os diga…
Rhizocarpon geographicum con ¿Caloplaca?, líquenes a la izquierda y Hedwigia ciliata, un musgo, a la derecha.
Parece ser que son Parmelia y Caloplaca carphinea, unos líquenes que viven sobre rocas.
Pasamos de largo por el castillo de Almorchón:
Y más de microflora (y el caso es que me suena; si hay algún briólogo en la sala…):
Comimos allí, en un bar restaurante, algo (daban tapas con la cerveza). Y ya salimos de allí, en dirección a Castuera. Allí, frente al Ayuntamiento, un palacete muy chulo y la iglesia, con su nido de cigüeñas encima, como está mandao:
Después callejeamos y vimos esta casona con su escudo sobre la puerta y una calle típica.
Salimos de allí y nos esperaba esta sorpresa en la rotonda de salida del pueblo:
Llegamos a un «pueblecito» que por fuera parecía pequeñito, Campanario, pero oye, una vez dentro nos perdimos y no había forma de salir. Parecía una especie de maldición. Los lugareños intentaron ayudarnos y entonces salimos. Si es que no hay nada como preguntar…
Entonces fuimos por una carretera estropeada, atravesando unos paisajes muy peculiares que me recomendó Atanasio. Una zona cuarcítica, con los típicos «dientes de perro», formaciones típicas de este tipo de rocas. Lástima que no hubiera luz. Sin embargo, cuando nos paramos junto a un puente, se abrió un poco el cielo y me dejó echar unas cuantas fotines, antes de hacerse noche cerrada:
En la foto anterior se aprecian los dientes de perro saliendo de la tierra, en el cuadrante de abajo a la derecha.
¿Adivináis quién se lo pasó mejor durante este día? Pues cuando los dejábamos salir porque si no espantaban a los pájaros… quién va a ser, Rufo y Martín el mastín. Por cierto, que eso era al aire libre, porque cuando volvimos a la casa, Rufo, ya anciano, veía peligrar unos derechos que ele eran otorgados desde antiguo, y Martín, que era un estropicio con patas aún sin mucha cabeza (bueno, volumen si tenía, lo que no tenía era capacidad para diferenciar el bien del mal, debido a su corta edad).
Bueno, espero no haberos desesperado demasiado con tanta foto. Queda otro día donde vimos más grullas, en Navalvilar de Pela, pero esa será otra historia… (Próximamente en sus pantallas).